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La Yashica 635 es una cámara TLR (Twin Lens Reflex) fabricada en Japón en la década de 1950 y 1960. Este modelo destaca por su doble funcionalidad: puede disparar tanto película de formato medio (120) como de 35 mm, gracias a un adaptador especial. Esta característica única la convierte en una cámara versátil que atrae tanto a principiantes como a fotógrafos experimentados que buscan explorar diferentes formatos en una sola cámara.
En esta entrada, exploramos sus características, fortalezas y debilidades, así como su relevancia en el contexto actual de la fotografía analógica.
Diseño y Construcción
La Yashica 635 mantiene el diseño clásico de las cámaras TLR: un cuerpo rectangular con dos lentes en disposición vertical. Su construcción es robusta, hecha principalmente de metal con revestimientos de cuero, lo que asegura durabilidad y un aspecto vintage atractivo.
El diseño ergonómico incluye diales de control bien colocados para el enfoque, velocidad de obturación y apertura. Además, cuenta con un visor de cintura que facilita la composición, una característica icónica de este tipo de cámaras.
Óptica y Calidad de Imagen
La cámara está equipada con una lente Yashikor de 80 mm f/3.5, que ofrece un rendimiento óptico sólido con buena nitidez y un bokeh característico, ideal para retratos y paisajes. Aunque la lente no es tan avanzada como las Zeiss u otras lentes premium de la época, proporciona resultados muy satisfactorios, especialmente para quienes se inician en el formato medio.
La lente superior (para el visor) y la inferior (para capturar la imagen) están perfectamente sincronizadas, asegurando que lo que ves en el visor sea lo que obtienes en la película.
Características Técnicas
Formato doble:
120 mm: Captura negativos de 6x6 cm, ideales para ampliaciones detalladas.
35 mm: Con el adaptador opcional, permite usar película más accesible y económica.
Velocidades de obturación: Rango de 1 segundo a 1/500s más la opción Bulb (B), lo que la hace versátil para diferentes condiciones de luz.
Apertura: Rango de f/3.5 a f/22, ofreciendo control sobre la profundidad de campo.
Avance manual de película: Incluye un contador de exposiciones y un sistema de prevención de doble exposición.
Sincronización de flash: Conector para sincronización con flashes externos.
Ventajas
Versatilidad de formato: La posibilidad de usar película de 35 mm y 120 mm la hace única entre las TLR.
Calidad de construcción: Robusta y duradera, una cámara que puede funcionar décadas si se mantiene adecuadamente.
Diseño ergonómico: Fácil de usar con controles intuitivos y un visor amplio.
Accesibilidad: Comparada con cámaras TLR de alta gama, la Yashica 635 suele ser más asequible.
Limitaciones
Dependencia del adaptador para 35 mm: Este accesorio es difícil de encontrar en el mercado actual y puede incrementar el costo total.
Óptica limitada: Aunque la lente Yashikor es buena, no alcanza la calidad de las lentes premium como Schneider o Zeiss.
Peso y tamaño: Como todas las TLR, no es una cámara ligera ni compacta, lo que puede dificultar su transporte para uso casual.
Visor oscuro: En condiciones de poca luz, el visor de cintura puede ser complicado de usar sin iluminación adicional.
La Yashica 635 en la Fotografía Actual
En un mundo dominado por la fotografía digital, la Yashica 635 ofrece una experiencia analógica que fomenta la paciencia y el enfoque creativo. Su versatilidad para manejar dos formatos de película la convierte en una excelente opción para quienes desean experimentar sin invertir en múltiples cámaras.
Sin embargo, la popularidad de la fotografía analógica ha hecho que estas cámaras sean más buscadas, lo que ha elevado su precio en el mercado de segunda mano. Aun así, sigue siendo una opción más asequible que muchas cámaras TLR de gama alta, como las Rolleiflex.
Conclusión
La Yashica 635 es una cámara única que combina la belleza clásica de las TLR con una funcionalidad versátil gracias a su compatibilidad con formatos 120 y 35 mm. Aunque no es perfecta, ofrece una experiencia rica y gratificante para cualquier amante de la fotografía analógica. Si tienes la oportunidad de adquirir una en buen estado, es una inversión que seguramente disfrutarás, tanto por su rendimiento como por su valor histórico y estético.
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